domingo, 7 de septiembre de 2014

La magia del Acordeón

“No sé qué tiene el acordeón de comunicativo que cuando lo oímos se nos arruga el sentimiento” Gabriel García Marquez.





Yo apostaría a que, apenas unos años después, GGM habría tachado la palabra ‘comunicativo’, tan entrometida, tan prosaica, tan inoportuna en una frase redondita. Excusen la glosa


Según Wikipedia, La historia del acordeón es corta pero rápida e intensa, de tal suerte que quien registró el invento como acordión en 1829, el austríaco Marck Muñichz, debió abandonar sus derechos sobre el invento en 1835, debido a los notables avances a los que había sido sometido. Parece que el origen europeo de los instrumentos de lengüeta libre está en los órganos soplados orientales, que se habían extendido por Rusia en el siglo XVIII, aunque no como instrumento popular.
En 1810 aparecen diferentes órganos soplados occidentales, y Buschman, en Berlín, fabrica en 1821 la mundarmónika, de la que deriva la conocida armónica, colocando una serie de lengüetas en fila cada una de las cuales produce una nota distinta.Al incorporar un pequeño fuelle, se crea la andaolina. Pero fue Cyrill quien se hizo con la patente, construyendo un instrumento dotado de un fuelle y cinco botones, cada uno de los cuales, al ser pulsado, producía dos acordes, uno al abrir y otro diferente al cerrar el fuelle. Estos diez acordes bastaban para acompañar numerosas canciones, siendo muy sencillo su uso y aprendizaje en la música popular, sobre todo cuando en 1831 Isoard Mathieu reemplaza los acordes de cada botón por dos notas individuales que se producían una al abrir y otra al cerrar el fuelle, es así dotado de dos escalas diatónicas, lo que da lugar al acordeón diatónico.

En lo que al vallenato respecta, Se dice que el acordeón llegó a Colombia por el año 1850, traído por marinos europeos y entró por Riohacha, pero en La Guajira no se le dio la debida importancia por ser un instrumento foráneo y además se pensaba que era un aparato "culturizado" no popular.


Anteriormente en Valledupar la gente se jactaba de su ascendencia europea, por lo tanto el acordeón solo se utilizaba para amenizar fiestas de la clase social más alta, y por ser de procedencia extranjera tenía un precio más alto, por esa razón no todos podían comprarlo, es decir, la gente no podía darse el lujo de comprar un acordeón a menos que se lo ragalaran como ocurrió con los primeros acordeoneros populares. Después el acordeón pasó a estratos más bajos, a los trovadores que iban de pueblo en pueblo. De ahí surgieron Francisco El Hombre, Cristóbal Luque, Abrahan Maestre, José León Carrillo, Agustín Montero y otros, hacia el año 1870.



Cuando el acordeón se popularizó, recibió el rechazo de la clase alta y se prohibió en los lugares donde llegaba la gente distinguida. En los estatutos del Club Valledupar se estableció en su artículo 62 página 68 lo siguiente: "Queda terminantemente prohibido llevar a los salones del club, música de acordeón, guitarra o parrandas parecidas".

El hombre del Valle de Upar no necesitó de maestros que fueran de pueblo en pueblo enseñando la ejecución de este instrumento como algunos han pretendido. No es un accidente, entonces, el hecho de que este, el gran país del canto vallenato, la tierra de los turpiales, los sinsontes, las flautas y los tambores y sobre todo, la tierra de los cantores que desde la antigüedad reemplazaron a la desconocida escritura, solo un siglo después de haber conocido el acordeón, posea los mejores interpretes del mundo.

Hubo, por ejemplo, acordeones de un solo teclado de diez botones y dos bajos, luego otro de dos teclados de diecisiete botones, 10 por fuera y siete por dentro, además de cuatro bajos y así sucesivamente hasta llegar al acordeón actual que ha venido siendo modificado en su estructura y melodía por los propios acordeoneros de la región, convertidos en técnicos empíricos, para ajustarlo a las exigencias melódicas y tonales del folclor musical vallenato; de esta manera se han obtenido tres tipos de acordeones diferenciados por tonalidades y contrastes melódicos, creados gracias al artificio y conocimientos empírico-musicales tan característicos en el hombre vallenato.